Genoveva
de Brabante (S.VIII )
Personaje
semilegendario , que vivió y murió durante el (s. VIII ) .Se
conocen fragmentos de su vida, gracias a una popularísima leyenda
alemana medieval.
Única hija de
los duques de Brabante, Genoveva vivió durante su niñez en los
países Bajos, recibiendo una educación aristocrática conforme a su
alcurnia.
La leyenda la
presenta como una joven,llena de nobles cualidades, laboriosa, de
carácter amable y muy bondadosa, contándose entre sus costumbres la
de acudir a consolar a los enfermos y la de repartir entre los
necesitados el dinero que sus padres le daban para comprarse ropa.
En su propia
corte conoció a Sigefredo (o Sigifredo ), palatino de Offendick, a
quien el conde de Brabante, agradecido por haberle salvado la vida,
llevó a su hogar y entregó a su hija Genoveva por esposa.
Antes de partir
hacia el castillo de Slegfriedsbourg, situado entre el Mosela y el
Rin, los esposos recibieron la bendición de los duques y del anciano
obispo Idolfo, aquel que los había casado.
Cuando Genoveva
llegó al castillo de su marido por primera vez, recibió una cálida
acogida por parte de toda la población, que la colmó de obsequios,
pero mas grande fue la alegría de los siervos cuando su nueva señora
anunció, que el siguiente año los soldados y los criados,
recibirían paga doble y los campesinos obtendrían de su señor
trigo y madera.
Al poco tiempo
de la boda, los musulmanes de España cruzaron los Pirineos y
Sigifredo marchó a la guerra junto con Carlos Martel (ca. 732), no
antes de haber tomado medidas para mantener el orden, en sus tierras.
Sigifredo dejó
a su mayordomo Goldo al frente de todos los negocios de la corte y el
condado.
Cuando se fue a
combatir a los musulmanes, Sigefredo, no sabía que su esposa, había
quedado embarazada. Durante la ausencia de su esposo, Genoveva se
dedicó a enseñar a las niñas a hilar y a coser y ayudar a los
pobres, como ya había hecho cuando vivía con sus padres.
Al principio
Golo mostró el mayor de los respetos por su señora, pero pronto
comenzó a familiarizarse con el poder que ejercía y no tardó en
usar del atrevimiento y a hacer a Genoveva las mas deshonestas
proposiciones, que esta rechazó ofendida.
La condesa
decidió escribir a su marido, para relatarle la maldad de aquel en
quien el conde había confiado; buscó a un hombre de confianza, el
cocinero Dracon, a quien entregó la carta para que se la llevase a
Sigefredo, pero Golo supo del contenido de la misiva y apuñaló al
cocinero hasta la muerte delante de los ojos de su señora.
Genoveva gritó
hasta que hizo acudir a todos los habitantes del castillo, pero Golo
hizo firme la versión de la deshonra de Genoveva, a quien acusó de
las mas inmorales acciones y la hizo encerrar en el calabozo de la
torre del castillo, conocida como “torre de los pecadores”. A su
vez el mayordomo envió una carta a su señor, en la que daba su
propia versión de los hechos.
La condesa pasó
varios meses en prisión, durante los cuales solo recibía las
visitas de Golo que seguía haciéndole proposiciones a cambio de su
libertad y que Genoveva siguió rechazando.
A los nueve
meses de la partida de su marido, Genoveva dio a luz un niño, a
quien ella misma consagró a Dios.
Incapaz por su
encierro de hacerle bautizar, le puso el nombre de Benoni. Una noche
Genoveva recibió la visita de Berta, la hija de Dracon, que le contó
que su marido había creído la versión de Golo y había condenado a
Genoveva a morir decapitada junto con su hijo, a quien el conde no
reconoció como propio.
Cuando la
condesa escuchó a la niña, escribió una carta, para que ésta se
la entregase a Sigefredo, en la que seguía defendiendo su inocencia
y en la que le pedía incluso que respetase la vida de Golo, ya que
Genoveva, no quería que se derramase mas sangre por su culpa.
Genoveva encargó a Berta que no enseñase la carta a nadie y que se
la entregase en mano a Sigefredo, en cuanto éste regresara, como
pago a su fidelidad entregó a la niña el collar de perlas que había
llevado encima desde su casamiento.
Dos hombres
llegaron para cumplir la sentencia dictada por el conde y llevaron a
Genoveva y a su hijo al bosque con la intención de decapitarla, pero
Genoveva les rogó por la vida del niño y les conmovió hasta el
punto que le perdonaron la vida, aunque le hicieron jurar, que nunca
abandonaría el bosque, para no ser castigados si el conde descubría
que habían desobedecido sus órdenes.
Los dos hombres
a los que se había pedido que llevasen al castillo los ojos de
Genoveva, como prueba de su muerte, mataron al perro que les
acompañaba y los llevaron a Golo y éste no se dio cuenta del
engaño.
Genoveva quedó
en lo mas profundo del bosque, donde le habían conducido los dos
criados.
Después de
vagar en busca de un refugio para el frío y la nieve, encontró una
espaciosa cueva, cerca de la cual había un manantial de agua.
Rogó para que
Dios no dejase morir a su hijo de hambre y entonces llegó a la cueva
una cierva, con cuya leche se alimentaron ella y su hijo.
En adelante
Genoveva y su hijo vivieron gracias a la leche de la cierva y a las
raíces que ella misma recogía en el bosque y se dedicó a educar a
su hijo.
Durante siete
años vivieron abrigándose con pieles de animales y sin ninguna
compañía humana. Al cabo de este tiempo Genoveva enfermó y
creyendo que iba a, morir, explicó a su hijo, como salir del bosque
y encontrarse con los hombres y con su padre el conde Sigefredo. Para
que el conde lo reconociera Genoveva le entregó un anillo de oro,
que había conservado durante su destierro y después se preparó
para la muerte.
El conde
Sigefredo, mientras, se había pasado el tiempo, destrozado de dolor,
después de conocer la verdadera historia de lo acontecido, gracias a
la carta que le entregó Berta, y Golo conmovido al saber que la
condesa le había perdonado, confesó su crimen arrepentido.
Un día el
conde, participando en una cacería, después de haber matado muchos
ciervos y jabalíes, tuvo que desmontar de su caballo para cazar a
una cierva, a la que persiguió hasta su cueva, la cierva era la que
había alimentado con su leche a Genoveva y a su hijo y la cueva era
la que la condesa se encontraba postrada, debido a su enfermedad.
El conde que en
un principio pensó estar ante un espectro, supo que era su esposa,
la que estaba frente a él, cuando ésta le mostró el anillo que él
mismo le había regalado, luego conoció a Benoni, a quien
inmediatamente reconoció como su hijo.
Cuando el conde
comunicó su hallazgo al acompañamiento, tomaron el camino de
Siegfriedsbourg, donde Genoveva fue recibida con grandes festejos.
Fue obsequiada
con una corona de mirto, como símbolo de la inocencia.
Según la
leyenda, la cierva siguió visitando a Genoveva, en el castillo, e
incluso en su tumba después de que muriera. El conde levantó en su
honor un mausoleo de mármol en el que se representaba a la fiel
cierva.
Por ruego de
Genoveva también se construyó una ermita cerca de la cueva, a la
que las gentes dieron el nombre de Frauenkirge o iglesia de las
mujeres, los frescos de cuyas paredes, representaban la historia de
Genoveva.
El tema ha
inspirado a multitud de pintores, músicos y literatos.
J. Lecea
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